((((((((No se si puedo cambiar de lugar para entrenar otras técnicas si todavía no han sido aprobadas, de todas formas lo intento))))))))
Mi imagen apareció repentinamente entre los árboles provocando que varias aves emprendiesen su vuelo hacia cualquier dirección huyendo de aquel perturbador de la paz que las había molestado. Varios animales se asustaron e hicieron lo conveniente: Esconderse rápidamente en sus madrigueras para intentar refugiarse de un posible depredador que intentase hacerse con una presa para saciar su hambre; algunos habían desaparecido sin que los pudiese localizar, otros que quizás no supiesen esconderse tan bien podían ser detectados por mis ojos sin necesidad de esforzar la vista.
Miré a mi alrededor. Me encontraba en el claro de un bosque no muy frondoso pero con la perfecta cantidad de árboles perfecta para poder entrenar el ninjutsu; había una suave brisa que procedía del norte, era una brisa fría y gélida, que proporcionaba la perfecta temperatura para refrescarse del incesante bochorno que hacía que cualquiera que se no se encontrase bajo una fresca sombra comenzase a sudar. Además de todo esto había una gran piedra central alta y plana simulando una especie de mesa. Ese lugar era perfecto para entrenar.
Pensé en lo siguiente que debía hacer. La técnica médica que quería entrenar era el Dokugiri, es decir, la niebla venenosa. Necesitaba algún animal que pudiese servirme de sujeto de prueblas para que pudiese ver si mi técnica era efectiva. Intenté pensar en qué tipo de animal debía usar, o, si lo necesitaba, qué tipo de planta debía buscar. Pensé durante mucho tiempo hasta que me decidí. Debía usar una serpiente, que al tener venenor era resistente a ese tipo de sustancias, y una flor de una planta de las que se saca antídoto.
Y así busqué primero la planta, la cual encontré en las inmediaciones del claro, recojí dos flores, con esas bastaría. En cuanto a la serpiente la busqué durante algo más de tiempo hasta que vi una vívora observándome bajo una roca, me hice rápidamente con ella y la llevé junto a una de las flores, en la roca del claro, donde la até para que no se escapase.
Abrí el rollo y leí la técnica una vez más, aunque ya me la sabía prácticamente de memoria. Reproduje los sellos, controlando y sintiendo cada movimiento de mi chakra fluyendo rápidamente por mi cuerpo generando una sustancia líquida en mi boca. Pensé en voz alta ¡Dokugiri! Intenté escupir la sustancia hacia la serpiente y la flor, pero al tocar el aire aquel líquido se volvía un espeso vapor morado altamente tóxico y mortal.
Cuando se despejó la niebla pude ver que la técnica había funcionado, si, pero no con la potencia que esperaba: La flor se había marchitado al instante, el antídoto que producían sus células no podía superar la toxicidad de la técnica. Sin embargo la serpiente se encontraba intacta, muy deshorientada y confusa, pero intacta.
Repetí la técnica, esta vez esforzándome más en concentrar el chakra, en sentir su movimiento, en el recorrido que realizaba por mi red de chakra ¡Dokugiri!
La niebla volvió a aparecer, esta vez más espesa y con un olor incluso más letal que antes. Quise probar si afectaba a una flor y a la serpiente a la vez asíq ue lancé la otra flor a la nube tóxica.
Cuando finalmente se despejó el humo morado me llevé una grata sorpresa. Ahí había dos flores marchitas y una serpiente completamente muerta.

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