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Era ya la segunda vez en la que visitaba el hermoso país de las aves el cual era constantemente surcado por aves de todo tipo y de todas las regiones al encontrarse en la zona más atravesada por las migraciones que realizaban tantos pájaros en cualquier época del año. En ese país podían verse pájaros marrones, aves púramente rapaces que volaban hacia el norte desde el desierto, otras aves más coloridas que nadaban entre las nubes dirección a los bosques del país del fuego o incluso algunas avez marinas que daban la vuelta al mapa para ir hacia el país del Agua para saciarse del marisco que proporcionaba el mar.
El país del Agua, por eso me encontrab ayo allí. Hacía solamente un par de días en el que un ave de Kiri había descendido a gran velocidad hasta posarse en una rama del árbol donde me había quedado dormido tras haber terminado un entrenamiento. Era una carta de Kiri que quería que hiciese una misión.
Fue algo que realmente me sorprendió y me llenó de alegría por un momento. Era un errante, eso era cierto, por lo tanto supuestamente no tenía gran relación con Kiri, no me gustaba el pasado de Kiri principalmente por lo que le había ocurrido a mi clan, pero a fin de cuentas era un ninja nacido y criado en Kiri y los niños que quedaban en el clan seguían ahí. Por eso me llenó de alegría saber que aun con todo seguían contando conmigo.
La misión era simple, contactar con un rico empresario de la nación en la que me encontraba y llevarlo al país del vegetal.
En un principio la misión me pareció extraña y aburrida, no entendía la razón por la cual un empresario que va a pasar de un país a otro necesitase protección de un ninja.Pero al parecer varias bandas de bandidos querían asaltar al empresario por una razón de lo más capitalista: Llevaba un gran tesoro con él.